Mi Alma Africana


“Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong” Así comienza el libro de Isak Dinesen donde relata un tiempo de su vida en el que fue muy feliz.

Yo también me he sentido muy feliz en mis viajes a África, mi continente, mi casa, mi refugio. Para mí el Paraíso del que habla la Biblia….esa fue mi sensación la primera vez que sentí, caminé y me fundí con el Serengueti en la maravillosa Tanzania. Sus colores, su luz, su cielo, su alegría…todo me llevaba a estar viva, a vibrar, a sentirme plenamente feliz y en paz.

Sí algo me hace estremecer cuando mi recuerdo conecta con este increíble viaje es el sonido de las cebras y los Ñus en perfecta simbiosis avanzando por la sabana en la majestuosa gran migración desde Masai Mara en Kenia al Serengueti en Tanzania. Todavía siento y puedo escuchar ese sonido cuando cierro los ojos y evoco esa escena: escucho el ruido de los animales corriendo entre la vegetación, cruzar la pista, y seguir corriendo al otro lado. Ese casi único sonido….el del roce con la vegetación de tanta cantidad de animales pasando a nuestro lado…

Otro momento que no podré olvidar fue un maravilloso atardecer al acabar uno de los Safaris. Lo habíamos montado en un lugar abierto sin casi vegetación en el Serengueti y todo estaba preparado para que los jeeps llegarán con la música de Memorias de África, la maravillosa banda sonora que John Barry compuso para esta inolvidable película.  Pero, con lo que no contábamos,  fue con un sol enorme, redondo, rojo intenso y una jirafa y un rinoceronte completando la escena. Fue una estampa mágica que junto con la música hizo que afloraran las lágrimas en un momento único de belleza y emoción en el que todos los presentes nos sentimos profundamente unidos con la naturaleza.

Y cómo no hablar de la maravillosa Mamá Anna, que ha formado una cooperativa de mujeres en las laderas del Monte Meru y que nos acogió con todo el amor del mundo. Mamá Anna es una mujer que te abraza y te reinicia. Una mujer alegre, viva que con su gran humanidad y amor te traspasa. Nos contó cómo dio vida a la cooperativa de mujeres a las que acoge, mujeres que han sido repudiadas por sus familias o abusadas. En la cooperativa hacen quesos, café y venden miel. Aprenden un oficio para poder vivir de él. Fue tan emotivo el compartir esa mañana con Mamá Anna, su marido y las mujeres que están en la cooperativa que la emoción, una vez más, estuvo a flor de piel. Recuerdo las grandes sonrisas, las lágrimas de emoción y los ojos de los niños con los que jugamos un partido de fútbol con un balón hecho de trapos viejos. Qué bien lo pasamos y, sobre todo, cómo sonreían los niños no sólo con su boca sino con sus ojos, una alegría de verdad, del interior, de vivir totalmente y plenamente el momento presente.

Tengo tantos momentos guardados en mi memoria…..como cuando al terminar de montar las mesas para una cena en plena sabana a la luz de las velas, todos los trabajadores unieron sus manos para dar gracias a la tierra por las bendiciones del día. En ese momento no estaban todas las luces y velas encendidas y sólo les veía sus dientes blancos que refulgían en la oscuridad. Me hicieron partícipe de ese emotivo momento, uniendo sus manos con las mías en un círculo en el que cantamos y bailamos dando las gracias. Siempre guardaré este momento conmigo, fue tan especial que siempre estará en mi corazón.

África es así……te acoge, te envuelve, te abraza….es como una madre que te rodea con sus brazos haciendo que te sientas tranquilo y en paz contigo mismo. Siempre que viajo a África me siento bien, viva, feliz, alegre, plena, llena……África es una palabra de origen griego que significa “sin frío” y así te sientes, en todo momento te sientes bienvenido, acogido, no en vano, en cuanto a la historia de África, se sostiene que es la cuna de la humanidad, donde descienden las especies de homínidos y antropoides que dieron lugar a los seres humanos.

Mi amor por esta tierra con sus vastos espacios abiertos, espíritu indomable y caleidoscópica vida salvaje, hace que quiera volver una y otra vez porque África te cambia por siempre como ningún otro lugar en la Tierra. Una vez que has estado ahí, nunca volverás a ser el mismo….